A solo quince minutos de la ciudad de Minas, por Ruta 8, un cartel verde que decía «Parque Salto del Penitente» (y una flecha a la derecha) nos dio la bienvenida. Era domingo de mañana y estábamos de expedición, así que nos tomamos esos últimos ocho kilómetros con calma. Es que no había forma de hacerlo de otra manera. El camino de acceso al penitente tiene una de las panorámicas más bellas del Uruguay.
Vista de las sierras en el camino de acceso al Parque Salto del Penitente © Fefo Bouvier
A medida que subíamos por el camino asfaltado —en muy buen estado—, mirando al oeste, el Cerro Campanero se hacía cada vez más evidente. Su forma ondulada me recordó a las jorobas de un camello. Desde el mirador, en la parte más alta del camino, se destaca entre la serranía.
La primera luz de la mañana ilumina el Cerro Campanero, visto desde el camino de acceso al Parque Salto del Penitente © Fefo Bouvier
El Parque Salto del Penitente
Próximos a desembocar en el parque, frenamos en una garita donde nos dieron la bienvenida y pagamos la tasa de mantenimiento de cuarenta pesos uruguayos por persona. Como nuestro plan era pasar dos noches allí, aprovechamos la conversación para asegurarnos de que el camping estuviera abierto. Nos dijeron que sí, así que nos quedamos tranquilos. Antes nos advirtieron que no era un camping, sino un campamento (sin agua ni corriente eléctrica disponible), pero que en el parador habían duchas con agua caliente.
Al llegar nos encontramos con una amplia zona de estacionamiento, un par de refugios de madera para alojamiento (aún cerrados) y el parador. Habían pasado dos meses desde que se declaraba la emergencia sanitaria por el Covid-19 y el parque acababa de recibir la habilitación para reabrir sus puertas. Después de registrarnos, manejamos unos metros más cuesta abajo para llegar al campamento. Éramos los primeros en acampar, por eso pudimos elegir la parcela que más nos gustó: una zona llana de gramilla recién cortada, rodeada de monte nativo —ideal para repararse del viento— y un fogón al piso. Ahí lo único que se escuchaba era el canto de las calandrias y, de fondo, el Arroyo Penitente haciéndose paso entre la roca basáltica. Almorzamos, montamos la carpa y dormimos una siesta para recuperarnos del viaje.
Vista panorámica desde el Salto del Penitente © Fefo Bouvier
El Salto del Penitente
A la tarde exploramos los alrededores del predio en busca de diferentes perspectivas para capturar la luz del atardecer sobre el paisaje. Desafortunadamente, por el cauce del arroyo apenas corría agua. El salto más alto del Uruguay lucía nada grandioso. Como Uruguay no tiene montañas, el agua que corre solo proviene de la lluvia y hacía días que no llovía.
Aún así el paisaje mantenía su encanto. Una roca en lo alto del cerro me llamó la atención. Se destacaba del resto. Parecía como si algún paisajista con muy buen criterio la hubiese colocado allí. El mozo del parador —apoyando sus manos una contra la otra— nos comentó que se parece a la figura de un monje en acción de penitencia, por eso el «Salto del Penitente». Yo lo vi más parecido al mudra Namasté de la cultura hindú.
La icónica roca en la cima del cerro © Fefo Bouvier
En busca del Centro Galáctico
Mientras anochecía fuimos por un café al restaurante del parador, nuestra única posibilidad de conexión a internet. No hay señal celular en ningún lugar del parque. Mientras tomaba ese café, planifiqué la hora y el lugar para capturar el centro galáctico ascendiendo sobre el penitente. Resulta que el lugar ideal estaba encima nuestro y era totalmente accesible, pues el techo del parador funciona a la vez de mirador. El arquitecto sí que supo aprovechar la topografía del terreno.
Luego de la cena —ya completamente de noche— volvimos por esa foto de la Vía Láctea. De pasada le pedí a Alberto si podía apagar un foco que apuntaba al parador, pero iluminaba todo el paisaje. Accedió con gusto. La calidad del cielo mejoró dramáticamente. Me llamó la atención el poder de contaminación de una sola fuente de luz. En entornos naturales se hace evidente la importancia de tener un criterio cuidadoso a la hora de iluminar senderos y estructuras —también lo innecesario que es en la mayoría de los casos.
El centro galáctico, airglow rojo en la atmósfera y el paisaje del Parque Salto del Penitente desde su mirador © Fefo Bouvier
Un cielo casi perfecto
Según este mapa de contaminación lumínica, el Salto del Penitente tiene una clasificación de entre 2 y 3 en la escala de cielo oscuro de Bortle. Eso significa que está próximo a ser un cielo de excelente calidad para la observación astronómica. No llega a 1, el máximo puntaje, porque la ciudad de Minas —capital del departamento— está a solo veinte kilómetros y su luz ilumina la atmósfera por encima. Aunque noté que las sierras ayudaban a bloquear gran parte de la luz, las nubes aparecían iluminadas en el horizonte, volviéndose oscuras solo en lo alto del firmamento.
Por otro lado, la Vía Láctea aparecía compleja y claramente visible a simple vista, al igual que las Nubes de Magallanes y varios cúmulos globulares. La luminiscencia nocturna o airglow —un fenómeno que ya describí en la expedición al Cerro de la Buena Vista— no se notaba a simple vista, pero sí en las fotos.
El Salto del Penitente y la Vía Láctea © Fefo Bouvier
Por los alrededores de Minas
El día siguiente lo dedicamos a explorar el Cerro Arequita (a doce kilómetros al norte de Minas) y el monte de ombúes que crece en su ladera. Este es uno de los tres grandes bosques de estos legendarios arbustos —que todos confundimos con árboles— existentes en Uruguay. Como fuimos sin guía no logramos llegar a la cima del cerro. Los senderos eran muchos y temimos que en el intento nos agarrase la noche. Por ser la primera vez allí, hubiese sido bueno estar acompañado de alguien que conociera el sitio.
El Cerro Arequita © Fefo Bouvier
Panorámica del monte de ombúes del Cerro Arequita © Fefo Bouvier
Al lado del Arequita está su hermano menor, el Cerro de los Cuervos. Para fotografiarlo a orillas del río Santa Lucía tuvimos que acceder al Camping Laguna de los Cuervos.
Si bien estas expediciones tienen como objetivo capturar el cielo nocturno, sería una pena no aprovechar la otra mitad del día para conocer y capturar el paisaje uruguayo, ¿no?
El Cerro de los Cuervos a orillas del río Santa Lucía © Fefo Bouvier
Cae la noche en las sierras
Justo a tiempo para el atardecer estábamos de regreso en el camino de acceso al Parque Salto del Penitente —mi punto favorito de la expedición. El cielo totalmente despejado, la bruma del otoño bañando las sierras y el sol poniente creaban un paisaje de ensueño.
Atardecer en las sierras de Minas © Fefo Bouvier
La Luna creciente se hizo notar en el cielo del crepúsculo, solo para ocultarse minutos después.
El crepúsculo desde el mirador en los accesos al Parque Salto del Penitente y la Luna creciente © Fefo Bouvier
Recién caída la noche, bien bajo en el horizonte oeste estaba Orión —el cazador— anticipando la llegada del invierno al hemisferio sur. Desde arriba, la contaminación lumínica de Minas y alrededores era evidente. No por eso dejaba de ser un paisaje nocturno especial.
La constelación de Orión sobre el Parque Salto del Penitente © Fefo Bouvier
El entorno del parque es fascinante, lo ideal es dedicarle varios días. Me prometí volver para capturar el salto de agua y la Vía Láctea de fondo —cuando haga un poco menos de frío.
Si alguna vez tenés la posibilidad de visitar este lugar, procurá que no sea solo por el día (como hace la mayoría). El cielo estrellado es la otra mitad del paisaje...
El paisaje nocturno del Parque Salto del Penitente © Fefo Bouvier
Contemplando el centro galáctico en las sierras de Minas © Fefo Bouvier
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Cómo llegar al Salto del Penitente
El Parque Salto del Penitente se encuentra a ciento cuarenta kilómetros de Montevideo, a noventa y siete de Punta del Este y a solo veinte de la ciudad de Minas, capital de las sierras.
Desde Minas, siguiendo la Ruta 8 hacia el este, en el kilómetro 134 se abre a mano derecha el camino de acceso, que atraviesa ocho kilómetros de paisaje panorámico antes de desembocar en el parque. Es un camino asfaltado en muy buen estado.
Cuándo es la mejor época para visitar el Salto del Penitente
El parque está abierto todo el año. Te aconsejo que elijas una fecha del mes cercana a la Luna nueva, porque cuanto menos brillante la Luna, más estrellas podrás ver durante la noche. Es buena idea ir después de una buena lluvia para que el salto esté caudaloso.
Qué llevar
Para saber qué llevar y otras sugerencias antes de ir, visitá la página web del parque.
Espero que este artículo te sea de utilidad para planificar tu visita. Si tenés alguna duda, escribime en los comentarios.
7 comments
Wow, qué hermoso arte, te quedó espectacular. Amo las estrellas!
La foto ´Paisaje de ensueño´como la llamaste, ah! Es la paleta que ni el loco Munsell lograría en todas sus investigaciones… :) Cielo y tierra tan compenetrados uno con otro, atardeciendo! Luego las jorobas del camello… y tantas formas rocosas, que nos llevan a pasados y futuros de quien sabe qué gentes y qué tiempos. Y lo que más me gustó es lo del arquitecto al que elogiás. Que haya dejado sabiamente su obra donde correspondía, para que los hombres que miran al cielo se suban a lo lomo a regocijarse de estrellas.
Gracias! Cada vez dan más ganas!!!